Los orígenes de la imagen de la Virgen de la Paz se remota probablemente
al siglo VII, asociado con San Ildefonso de Toledo (606-667),
un arzobispo de Toledo, España, destacado por su devoción a la Virgen María. La
tradición relata que durante una noche de diciembre Ildefonso entró en
la Catedral de Santa María de Toledo, impresionado por una gran
iluminación dentro del templo, a lo que reporta ver a la Virgen sentada en la silla
del arzobispo, un acto que fue interpretado como aprobación a las enseñanzas de
Ildefonso. San Ildefonso murió el 23 de enero, y el 24 de enero se ha
dedicado a recordar el milagro.
También se cuenta que en el año 1085, durante la
invasión musulmana a España, hubo una batalla en la que se disputaba la Catedral de Santa María
de Toledo. Los atacantes se habían asentado en España, y planeaban convertir la
catedral en una mezquita, en cuestión de un año los jefes musulmanes
cambiaron de parecer y retornaron el templo a los cristianos. 1516 El incidente
se produjo durante la víspera del 24 de enero, y los seguidores de la Santa Virgen aseguran
que tenía que ver con la Virgen
de la Paz , quien
milagrosamente había actuado para salvaguardar la fe cristiana.
La zona donde ahora está erigido el monumento a la Paz era habitada por una
sociedad aborigen conocida como Eskuke, lugar donde se produjo una sublevación indígena
dirigida por el Cacique Pitijoc,17 18 de
la etnia cuicas quienes, según la hipótesis Chibchano-Paezano,
tenían una misma raíz que los Chibchas y Muiskas
colombianos en contra de los colonos venidos de España. Derrotados
los indígenas se fundó la ciudad de Trujillo el 9 de
octubre de 1557 y se instauró la fe de la Virgen de la Paz en sustitución de la diosa
indígena Ikake.
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